EMPEPI Escuela

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EMPEPI SCHOOL

Comencemos por las escuelas. Si algo debe hacerse para “reformar” a las personas, lo primero es “formarlas”.
Lina Bo Bardi, Primeiro: escolas. Habitat, n.° 4, 1951

El Aglomerado da Serra se ubica en la zona sur de Belo Horizonte y reúne 8 barrios con más de 46 mil habitantes. Es la favela más grande de Minas y una de las tres mayores de Brasil. El “Serrão” se asienta en la ladera empinada de la Serra do Curral, rica en manantiales, arroyos y áreas boscosas. Presenta una alta vulnerabilidad ambiental asociada a inundaciones, deslizamientos de tierra, olas de calor y a la contaminación del acuífero freático.

En la región sudeste del aglomerado, en un valle de la Vila Nossa Senhora de Fátima, se encuentra la Escuela Municipal EMPEPI. El edificio responde a un modelo estandarizado, compuesto por dos bloques paralelos de cuatro pisos y una torre de escaleras. La ausencia de ascensores impide la accesibilidad a personas con movilidad reducida. El inmueble ocupa la parte más ancha de un terreno estrecho, inclinado y afunilado entre dos calles: la Rua Nossa Senhora de Fátima, en un nivel superior, y la Av. do Cardoso, más baja. El proyecto original no consideró las condiciones bioclimáticas locales. Las aulas sufren de incomodidad térmica, expuestas tanto al sol naciente como al poniente. El viento, canalizado por el valle, conduce la lluvia directamente hacia la fachada oeste, lo que obliga a cerrar las ventanas durante las tormentas y compromete la ventilación natural. Se instalaron brise-soleils que reducen parcialmente la radiación solar, pero sin protección contra la lluvia y sin ventilación cruzada, el calor y el malestar permanecen.

La escuela cuenta con 11 aulas, biblioteca, comedor, áreas administrativas, secretaría, sala de profesores, espacios de apoyo y dos patios, todos en cantidad y tamaño insuficientes para atender la demanda. Durante años se descartó la ampliación, bajo la percepción de que el terreno libre no permitiría nuevas construcciones. Para paliar la falta de espacio, la escuela pasó a alquilar un inmueble improvisado y distante, destinado a las actividades de la jornada extendida, lo que obliga a los niños pequeños a desplazarse por la calle entre ambos edificios.

En 2023, la situación comenzó a transformarse. La EMPEPI fue reconocida como la Mejor Escuela del Mundo en la categoría de Colaboración Social con el proyecto “Más Favela, Menos Basura”, en un premio organizado por la plataforma Global T4 Education. El proyecto ganador fue desarrollado por la Escuela de Arquitectura de la UFMG en alianza con la EMPEPI y la comunidad. La iniciativa promovió debates y acciones educativas para combatir el vertido irregular de residuos en la favela, fortaleciendo el protagonismo comunitario, la conciencia ambiental y el cuidado colectivo del territorio.

Este reconocimiento reactivó las negociaciones entre la escuela, la Secretaría de Educación y los organismos municipales para viabilizar el uso del área ociosa del terreno, convirtiendo la ampliación en prioridad para el municipio. Con el premio recibido, la EMPEPI contrató a Horizontes Arquitetura e Urbanismo para desarrollar los proyectos arquitectónicos y de ingeniería de la expansión.

En busca de soluciones óptimas para garantizar la estabilidad del terreno, un minucioso estudio geotécnico identificó puntos seguros para instalar las fundaciones, respetando la distancia de los tirantes del muro de contención presentes en el subsuelo y aprovechando la topografía para optimizar el drenaje de las aguas pluviales, reduciendo los riesgos de deslizamientos.

El terreno estrecho y la geometría curva, resultante de la ubicación de las fundaciones, definieron la posición de los pilares y orientaron el diseño del edificio principal en forma de abanico. Los espacios de circulación y apoyo técnico se ubican en la parte interna del abanico, hacia el este, mientras que las nuevas aulas se distribuyen en la parte externa, expuestas a la desfavorable orientación oeste. El bloque principal, de cuatro pisos, tendrá su acceso por una terraza cubierta, al nivel de la plaza que será creada sobre la Rua Nossa Senhora de Fátima. Fuera del horario escolar, la terraza permanecerá abierta a la comunidad, acogiendo actividades culturales y de recreación. En el nivel inferior, un pilotis con anfiteatro, adaptado a la pendiente del terreno, se conectará con los jardines. En los dos pisos intermedios estarán las ocho salas de enseñanza integral (informática, danza, artes marciales, artes plásticas y multiusos), además de espacios de apoyo técnico. Un vestíbulo intermedio, equipado con bancos fijos y delimitado por estas áreas de apoyo, funcionará como espacio de transición entre la circulación, de carácter más público, y las salas, de carácter más privado, promoviendo la convivencia y la interacción social.

El segundo edificio, denominado bloque central de conexión, tendrá cinco pisos y un subsuelo. Integrará el inmueble existente con el nuevo, incorporando la torre de escaleras y conectando todos los niveles mediante rampas, pasarelas, escaleras, ascensores y sanitarios, asegurando accesibilidad plena para personas con movilidad reducida.

La propuesta enfrenta los desafíos climáticos y las limitaciones de recursos mediante estrategias pasivas y eficientes, capaces de reducir el consumo energético. Aunque las aulas se localizan en la fachada oeste, donde la insolación es más intensa, sus ventanas principales están instaladas en muros escalonados y curvos orientados al noreste, lo que disminuye la exposición directa al sol. Las losas funcionan como aleros, sobresaliendo más allá de las ventanas, creando sombra y permitiendo su apertura para la ventilación natural incluso en días de lluvia. Las reentradas de la fachada favorecen la creación de diferencias de presión, induciendo el flujo de aire hacia el interior de las salas. Con la circulación de acceso en la cara este y las aulas en el lado oeste, el edificio aprovecha la ventilación cruzada, potenciada por ventanas altas entre las aulas y los corredores.

El paisajismo generoso en las áreas libres del terreno contribuye a la creación de un microclima más fresco, aumentando el confort térmico mediante la refrigeración evaporativa y reforzando la educación ambiental y la importancia de la reforestación urbana, al ampliar el contacto de los niños con la naturaleza.

El sistema constructivo es convencional, con pilares, vigas y losas de hormigón visto. El ladrillo cerámico aparente predomina en las fachadas y circulaciones del bloque principal. La cubierta metálica de la terraza tendrá un revestimiento azul, evocando el cielo. El edificio existente, el pilotis del patio cubierto inferior y el bloque de conexión serán pintados en varios tonos de verde, creando una transición visual entre lo antiguo y lo nuevo. La selección reducida de materiales refuerza la austeridad, aliada a la audacia y la creatividad del proyecto.

El proyecto resalta la importancia de enfrentar los impactos del cambio climático, especialmente acentuados en territorios vulnerables como barrios y favelas. En estos contextos, la escuela es mucho más que un espacio de aprendizaje. También funciona como lugar de acogida, cuidado, salud y seguridad alimentaria, en medio de una realidad marcada por la inestabilidad, las viviendas precarias y la constante exposición a riesgos ambientales asociados a la lluvia, el calor y los deslizamientos de tierra.

Inspirado en experiencias internacionales de equipamientos culturales en áreas vulnerables, como las Bibliotecas-Parque de Medellín, el proyecto apuesta por la arquitectura como agente de transformación social, cultural y ambiental, capaz de fortalecer el orgullo y el sentido de pertenencia de la comunidad, y de preparar el territorio para resistir y reinventarse frente a los desastres ambientales. Reconociendo que el espacio físico impacta directamente en el aprendizaje, el proyecto valora ambientes estéticamente atractivos y funcionales que van más allá de simples aulas, creando espacios con identidad y significado que estimulan la interacción, el compromiso y la renovación comunitaria.

La Mejor Escuela del Mundo merece un proyecto a su altura, audaz y ambicioso, que demuestre que un equipamiento público en una favela debe tener la misma calidad arquitectónica que cualquier edificio privado. La conclusión del proyecto está prevista para 2025 y las obras comenzarán en 2026, financiadas por la alcaldía.